CONTRACORONACIÓN PAISBAJENSE

Willem-Alexander. Mu' bonica la coronación del rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos. Bueno, se ve que técnicamente no era una coronación, sino una investidura, pero como la web es mía le llamaré coronación porque a mí eso de investidura me suena más a Rajoy y Zapatero que a otra cosa y, sobre todo, porque me da la gana. Que ya está bien de tener que dar tantas explicaciones, hombre.

Caracartón. Del ya rey destacar que le falta algo de flexibilidad. De flexibilidad corporal y, sobre todo, de flexibilidad facial. Que es, con todos los respetos lo digo, un poco caracartón, vamos. Es probable que en el momento el hombre estuviera un poco encogido ante tanta responsabilidad como es la de ser rey, pero, en tal caso, pronto descubrirá que no hay tanta diferencia entre lo que hacía hasta ahora y lo que le toca a partir de ahora. Me refiero a que su trabajo va a seguir consistiendo en saludar al pueblo con la mano, cortar cintas en inauguraciones y esas cosas, por lo que no se estrese, que no es para tanto.

Esteee... Máxima. Al contrario que a su marido, a la reina Máxima, que ya como nombre es insuperable, se la vio mucho más cómoda y a gusto. Sonreía a diestro y siniestro y no parecía que llevara un palo en la espalda como el rey. Que, por cierto, ¿es esto un plan de los argentinos para hacerse con el poder en el mundo? El papa, la reina de Holanda, millones de psicoanalistas repartidos por el globo terráqueo… ¿Cuál será el próximo paso?; ¿hacerse con la presidencia de EEUU? ¿Acabaremos todos, viste, hablando en argentino y diciendo cosas como pibe, boludo o la pucha? Muy sospechoso todo, en todo caso.

Muy profesional. Y, bueno, las niñas. La que ya es princesa heredera y sus hermanitas las infantas. Muy rubias y muy holandesas las tres a pesar de su madre argentina. Eso sí: hay que decir que, ya desde bien pequeñitas, se saben el trabajo que van a hacer durante el resto de sus días a la perfección. Me refiero a que ya saludan a la gente como verdaderas profesionales. Creo que, incluso, si se lo propusieran podrían llegar a cortar una cinta si fuera necesario. Y no tenían esa cara de estresado que tenía su padre, es decir el rey. Repito que creo que Guillermo Alejandro se agobiaba innecesariamente.

Gorrones. El otro foco de atención eran los invitados al evento, cómo iban vestidos y esas cosas. La prensa de aquí se fijó, claro, en el príncipe Felipe y en Letizia, pero no fueron ellos los que llamaron mi atención. Fue ese señor que corría por ahí que se había comido a Alberto de Mónaco. Porque, vamos, si no se lo había comido no encuentro otra explicación razonable. Que además el hombre estaba allí por la cara. Me refiero a que, se ve, a estas fiestas sólo van príncipes herederos, y él ya no heredero porque ya heredó todo lo que tenía que heredar. Y es que ni los acontecimientos reales se salvan de los gorrones, parece ser.

Por los siglos de los siglos. El que sí es príncipe y heredero, y, según parece, lo va a ser hasta que se muera, es Carlos de Inglaterra, que debía sentirse un poco extraño y desplazado porque podía ser, no ya el padre, sino el abuelo del resto de invitados reales. Sobre Camilla mejor no decir nada. La mujer es como es y tiene el buen gusto (para la ropa, para los hombres y para todo) que tiene, y no creo justo hacer más sangre con ella de la que ya hacen los ingleses, que para estas cosas son insuperablemente salvajes. Insuperablemente salvajes parando a las cinco para tomarse un té como las personas civilizadas, pero insuperablemente salvajes.

Emoción. Al que, dicen, se le cayó alguna lagrimilla que otra fue al príncipe Felipe, que veía a la ex reina neerlandesa en plenas facultades físicas y mentales pasándole el relevo a su hijo, pensaba en su padre y no podía contener la emoción de pura incredulidad. ¿Le habrá hecho meditar el asunto a don Juan Carlos esta coronación? Lo dudo, porque, según cuentan, cuando, por casualidad, vio la ceremonia por televisión preguntó que si aquello era un concurso nuevo o qué. Desde aquí mi ánimo al príncipe. Que no se deprima porque, en el fondo, y como le va a pasar al rey Guillermo Alejandro, se trata de seguir saludando, cortando cintas y todo lo demás. Ya, poder decir que uno es rey farda más, pero, a efectos prácticos, no hay excesivas diferencias.

LeandroAguirre©2013

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