CONTRAMUNDIAL (y 4)

‘The end’. Bueno, pues se acabó. Lo de esos hombrecillos pegándole patadas y lo que no son patadas a la pelota y a lo que no es la pelota con el honor patrio en juego ha finalizado. Que por un lado dices: que el honor patrio dependa de esto tiene tela. Aunque por el otro se puede pensar que mejor que diriman el honor patrio así que no pariendo guerras como suele ser lo habitual. En todo caso, a los que el honor patrio propio y ajeno nos la trae al fresco preferimos la fórmula futbolística, la verdad. Me refiero a que si las únicas desgracias que van a traer los honores patrios a la humanidad a partir de ahora son alguna pierna rota y alguna que otra brecha en la cabeza de futbolistas hay que firmarlo con sangre si es necesario, porque es imposible que el honor patrio traiga nada más incruento que eso. Imposible.

La hecatombe mundial. La estrella de los últimos días de Mundial fue Brasil en pleno. Bueno, más que la estrella fue la estrellada, porque una apisonadora germana le pasó por encima y le ganó 7-1 ante su propia gente. Los medios de comunicación hablaron de vergüenza, humillación, conmoción, catástrofe y cosas así, como si Brasil hubiera quedado reducido a cenizas y el país no tuviera posibilidad de recuperarse jamás, porque, ya sabéis, el fútbol en Brasil es una religión y blablablá. Pero la realidad es que al día siguiente los brasileños se levantaron y fueron a trabajar y a abrir sus negocios con normalidad, y Brasilia sigue en Brasilia, Sao Paulo en Sao Paulo y el Cristo de Corcovado sigue con los brazos en cruz y no se ha hecho el harakiri ni nada. ¿Exagerados? Bueno, si consideras que sólo jugaban un partido de fútbol pues quizás un pelín, pero si consideras que se jugaban el honor patrio ya es otra cosa, claro. No diré si la considero más o menos ridícula, pero otra cosa, sin duda.

Milan se come a Milan. En fin... Que ayer se jugó la gran final y, como no podía ser de otra manera porque de otra forma se ve que se acaba el mundo o algo, tuvo su inevitable ceremonia de clausura. Aparecieron por allí Shakira, Carlinhos Brown, Santana y algunos más, y digamos que fue lo suficientemente corta como para que a nadie le vinieran ganas de seccionarse las venas ni nada. A resaltar que, al final, Shakira salió con su retoño en brazos, cosa que va a poder hacer pocas veces más en su vida. Y no porque no va a cantar en demasiados Mundiales más, que parece que esté abonada, sino porque de aquí a dos días ya no va a poder llevar a cuestas a ese bigardo de niño porque va a ser más grande que ella. Se nota que sus padres ganan bien. Que está bien alimentado, vamos. Y no creo que de honor patrio precisamente.

Once contra once y gana Alemania. Total, que jugaron la final Alemania contra la Argentina y ganó Alemania, que es el único que se vuelve a casa con la copa y con, por supuesto, el honor patrio intacto. Casi todos los que pierden apelan a la entrega, a la lucha y tal y cual para resaltar que su honor patrio sigue invicto, pero seamos serios: si nos jugamos el honor patrio a un torneo de fútbol nos jugamos el honor patrio con todas las consecuencias, y si perdemos, lo perdemos. Lo que no puede ser es que cuando ganamos somos los mejores y cuando perdemos también. Así cualquiera. Deutschland über alle!

LeandroAguirre©2014

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