CONTRAMUNDIAL (2)

KO por incomparecencia. Bueno, pues siguen esos locos pegándole patadas a la pelota y esas cosas que suelen hacerse en un Mundial de fútbol. Todo normal. Bien, todo normal menos una cosa: creo que está muy feo que el campeón del mundo no se presente al campeonato para defender su título. Y es que España, en lugar de enviar a futbolistas, envió a unos tipos que nadie sabe quiénes carajo eran y que, claro, al no conocer el oficio, palmaron todo lo que se podía palmar y se vuelven para casa. En España, para disimular el fiasco, montaron al día siguiente deprisa y corriendo una coronación para distraer la atención de lo verdaderamente importante, pero ni así ha pasado la cosa desapercibida, como es comprensible. Pero no seamos duros porque siempre se puede haber tratado de un error y resulta que sólo sucedió que enviaron a la selección de waterpolo en vez de a la de fútbol o algo así. Le puede pasar a cualquiera, ¿no?

Mal karma. Una de las cosas más curiosas que ha sucedido en este Mundial es que hubo una lesión. Entendedme, ha habido varias, pero ninguna como ésta. Porque si ya no es habitual que alguien se lesione celebrando un gol, menos habitual es que ese alguien sea el fisioterapeuta del equipo, que es exactamente lo que le sucedió al fisio de Inglaterra tras marcar su selección un tanto que, además, finalmente no sirvió de nada porque la pérfida Albión acabó derrotada. La pregunta es: ¿se hizo después el tipo rehabilitación a sí mismo? Porque, claro, una cosa es crujir sádicamente tobillos ajenos, y otra crujir los tuyos propios. Igual es un castigo divino, una hostia del karma o algo así, quién sabe. Que, ya sabéis, las meigas haberlas, haylas.

'TV freaks'. Pero el verdadero espectáculo no está en el campo, está en la grada. Sólo en los JJOO hay más friki por metro cuadrado que en un Mundial. Qué cosa... Y como ahora les enfocan por televisión y se ven a ellos mismos en las pantallas del estadio, pues se superan y llegan a extremos peligrosamente lisérgicos. Y es que una cosa es pintarte la cara con los colores de tu país y cosas así, y otra diferente es ponerte una especie de platillo volante en la cabeza, echarte a la cintura un flotador en forma de unicornio, tatuarte en la frente el escudo patrio y llevar en los pies unos zapatos gigantes de gomaespuma. Todo junto, claro. Y todo por salir en la tele. Porque ésa es otra: por emocionante que esté el partido, la gente a la que graban siempre se da cuenta de que está siendo grabada, como se puede observar al verles saludar como energúmenos a la cámara o, lo que ya es absurdo del todo, a la pantalla por la que están saliendo. Es decir: la gente está más pendiente de si sale o no sale por la tele que de lo que pasa en el terreno de juego. Pero mucho más. ¿Conclusión? Me niego siquiera a pensar en ello.

LeandroAguirre©2014

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