'Tirant lo Blanc'

Va esta obra sobre, claro, Tirant lo Blanc (Tirante el Blanco), un caballero medieval que, ya mucho antes de que a don Quijote se le parara la cabeza, se dedicaba a desfacer entuertos por ahí. Aunque la diferencia principal entre este señor y Alonso Quijano es que Tirant los desfacía de verdad y no se iba estampando contra molinos de viento y todo eso. Y, a diferencia del Quijote también, al que le bastó con ponerse una armadura, montar sobre un caballo cochambroso e ir a una posada para considerarse caballero andante, a Tirant lo Blanc la cosa no le fue tan fácil y tuvo que enfrentarse a reyes y gigantes varios para que se le considerara un caballero en toda regla.
Eso sí: una vez lo hubo conseguido fue un no parar de batallas y conquistas que no hay quien se las crea: Sicilia, Rodas, Jerusalén, Alejandría, Trípoli, Túnez, Eurodisney... Un campeón. Y tan grande es entonces su fama que lo acaba reclamando el emperador de Bizancio, que se ve que tenía unos problemillas con algún sultán que otro.
Allí, en Constantinopla, aparece la Dulcinea de Tirant lo Blanc, una tal Carmesina que era, para más señas, hija del emperador. Y es que, como hemos dicho, nuestro héroe no estaba loco como el Quijote y, puestos a enamorarse, eligió a alguien de más posibles y con más futuro que una labriega. Y a diferencia del hombre de la Mancha, que jamás cató a Aldonza Lorenzo, Tirant no sólo se benefició a Carmesina, sino que al final se casa con ella y acaba siendo ni más ni menos que césar del Imperio Bizantino. Repito: ni más ni menos.
Total: que tras ganar a los turcos y tal y cual, Tirant lo Blanc acaba muriendo de una enfermedad. ¿Y qué pasaba en tiempos pretéritos cuando alguien se moría? Pues que, como bien nos enseña Shakespeare, su pareja también se muere al saberlo, que es exactamente lo que le sucedió a la pobre Carmesina, la cual, a pesar de ser la dueña de un imperio, no encontró motivos suficientes para seguir viviendo.
Y eso fue, según Joanot Martorell, lo que sucedió, yo ni quito ni pongo. Bueno, sí quito, porque de otra forma en vez de hacer un resumen os fotocopiaría el libro y ya está. Ay, no, que es delito. Pues os enviaría al FNAC a comprarlo o algo, pero no voy a transcribirlo palabra por palabra, como comprenderéis.

LeandroAguirre©2014

 

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