La isla del tesoro

Ésta es la historia de Jim, el hijo del dueño de una posada, que, precisamente por circunstancias ocurridas en la susodicha, acaba embarcado con unos amiguetes y unos piratas en busca de un tesoro que se hallaba en, evidentemente, la isla del tesoro. Las circunstancias que os comento son una cuarta parte del libro, pero es que no me apetece nada ahora explicarlo, la verdad.
La cuestión es que, durante la travesía, un día Jim se esconde en un barril de manzanas. ¿Por qué? Porque era un niño raro, no se le  encuentra otra explicación. La cosa es que desde allí se entera de que la tripulación, capitaneada por Long John Silver, tiene la intención de amotinarse y quedarse con el tesoro, así que avisa a sus amigos de lo que se avecina. Un cotilla y un chivato, sí.
Cuando desembarcan, Jim escapa corriendo, se adentra en la isla y se acaba topando con un tipo llamado Ben Gunn, que hacía unos años había sido abandonado allí por Jonathan Flint, un pirata mítico que estaba ya muerto y que daba nombre al loro que John Silver llevaba siempre en el hombro: Capitán Flint.
Mientras, los amigos de Jim han conseguido dar esquinazo a los piratas y se atrincheran en un fuerte que, oportuna y amablemente, el capitán Flint —el de verdad, no el loro— había construido anteriormente allí, por lo que los piratas atacan el fuerte aunque son inicialmente rechazados. Por su parte, Jim, que ya hemos dicho que era bastante rarito, se sube por la noche a un bote sin decir nada a los demás, se vuelve al barco y acaba herido tras una pelea con uno de los marineros que guardaban el velero.
Tras eso regresa al fuerte, pero cuando llega se encuentra con que los piratas se han hecho con él y no hay rastro de sus amigos. Jim es apresado, y al día siguiente los hombres de Long John Silver se van —con su mapa, sus palas, sus botellas de ron y esas cosas que se necesitan— en busca del tesoro llevándose al chaval con ellos. Pero cuando llegan al lugar descubren que el tesoro ya no está allí y, claro, el haber hecho toda esa travesía en vano y el haberse pegado aquella caminata para nada cabrea a los piratas, que se quieren cargar a John Silver, a Jim y a cualquiera que pasara por allí paseando inocentemente. Es entonces cuando aparecen Ben y el doctor Grey —que ya sé que no lo había nombrado hasta ahora pero me da igual— y hacen huir a los piratas. Luego le explican a Jim que el tesoro hacía tiempo que estaba en manos de Ben escondido en una cueva y que ya sólo hay que cargarlo en el barco.
Finalmente, Jim, Ben, el doctor, el resto de los amigos de Jim y, manda huevos, Long John Silver se embarcan con el tesoro rumbo a Inglaterra, pero en una de las escalas Silver agarra un saco de monedas y se larga. El resto se lo reparten Jim y los demás al llegar a casa y, se supone, vivieron felices, comieron perdices y esas cosas.
Hala, otro clásico perpetrado más. Nos vemos.

LeandroAguirre©2013 (revisión 23/04/2015)

 

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