Cinco horas con Mario

Hoy acabamos enseguida. Carmen se despierta una mañana y encuentra a su marido Mario más muerto que el filete que tenéis en la nevera. Todos nos hemos de morir algún día, cosas que pasan. Tras la jornada de velatorio, cuando todo el mundo ya se ha ido, Carmen se tumba en la cama junto a su esposo, iniciando un monólogo en el que repasa junto a él —que soporta impertérrito, como no podía ser de otra manera, el tostón que su señora le está largando— su vida en común. Que si tú tal mientras yo cual; que si yo hice ‘x’ mientras tú hacías ‘y’; que si ya te vale aquel día en el que primero patatín y después patatán; que si yo no soy rencorosa, pero no te perdono que tal y pascual... Y así, y de ahí el título, durante cinco largas horas tras las que, si no llega a estar muerto, Mario se hubiera querido morir. La típica discusión de pareja, sólo que en este caso él no podía defenderse. Mmm... Ahora que lo pienso, rectifico: la típica discusión de pareja, sin más.
No sé si es muy necesario explicar cómo termina la obra, pero, en fin, acaba que, evidentemente, se llevan a Mario y lo entierran. No lo iban a dejar eternamente allí, pobre, con esa mujer hablando por los codos. Hubiera sido tremendamente inhumano, estaréis de acuerdo.
Fuera coñas, ésta de Delibes es la obra de teatro que todas las actrices desean hacer. Los actores ya no tanto, las cosas como son.

LeandroAguirre©2013 (revisión 09/04/2015)

 

SECCIONES ACTIVAS

SECCIONES FINALIZADAS

OTROS