1984

Esta es la historia de Winston Smith, un funcionario de un súper Estado gobernado por un súper Partido que todo lo ve y todo lo vigila. En un momento dado de su vida, por la crisis de los cuarenta o lo que sea, Winston se percata de que el Partido todo lo controla, lo que tampoco tiene un mérito excesivo teniendo en cuenta que trabajaba para el Ministerio de la Verdad y su trabajo consistía precisamente en transformar las noticias negativas sobre el Partido en noticias que lo vanagloriaban. Observador el tal Winston, sí, pero hasta un cierto punto. Que no corramos a darle el Nobel de la perspicacia, me refiero.
Winston conoce entonces a Julia y juntos descubren, aparte del amor, que el Partido manipula hasta el último aspecto de los ciudadanos a través de lavados de cerebro y lo que se tercie, y que el Gran Hermano todo lo ve, incluso dentro de las casas de la gente. Deciden entonces unirse a La Hermandad, una organización que actúa como resistencia al Partido. Pero, claro, La Hermandad también está controlada por el Partido y Winston y Julia son apresados por la Policía del Pensamiento, que como nombre y concepto da mucho yuyu.
A partir de ahí se inicia un lavado de cerebro que dura meses tras el cual Winston y Julia se convierten en dos ciudadanos normales más que aceptan lo que dice el Partido sin rechistar y que han perdido cualquier amor entre ellos. Y ya está. No hay en esta novela final feliz, algo que normalmente agradecería pero que en este caso me deja mal cuerpo. Porque no sé a vosotros, pero a mí este libro de Orwell sí que me da miedo, y no Drácula y cosas así. Sin color, vamos. Andevausteaparar...

LeandroAguirre©2013 (revisión 19/02/2015)

 

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