Rayuela

Esta obra tan especial está dividida en tres partes. La primera es “Del lado de allá”, donde el prota, un traductor argentino llamado Horacio Oliveira, mantiene en París una relación con Lucía, más conocida como ‘La Maga’. El problema entre los dos es que, básicamente, el tal Horacio es una persona excesivamente intelectual que todo se lo cuestiona. Y si se lo cuestionara para sus adentros no habría mayor problema, pero se ve que, como buen argentino, tenía una necesidad imperiosa de expresárselo al mundo exterior, especialmente a ‘La Maga’, que, pobre, ella lo único que quería era estar tranquilamente, y a poder ser silenciosamente, con el hombre al que amaba. Y mucho tenía que quererlo, porque para aguantar semejante explosión verbal ha de haber mucho amor por medio.
Un día Horacio descubre que el hijo de ‘La Maga’, Rocamadour, ha muerto y, en lugar de comunicárselo como sería lo normal, por primera vez en su vida se queda callado y deja que sea ella la que se dé cuenta del luctuoso asunto. Pero no sólo eso, porque, cuando eso sucede, a Horacio no se le ocurre otra cosa que salir a tomar el aire en lugar de quedarse a consolar a la mujer con la que estaba conviviendo. ¡Buh, fuera! Muy mal, en serio. Cuando regresa a casa después de, se supone, cavilar sobre lo divino y lo humano y, se ve, discutir el tema con un señor que pasaba por allí, ‘La Maga’ evidentemente se ha largado del domicilio conyugal. Y es que una cosa era soportar a aquel tipo tan pesado y otra soportarle que la dejara sola en el peor trance de su vida, está claro.
Horacio, en un ataque de persona normal, sale en busca de ‘La Maga’, pero no sólo no la encuentra sino que se mete en algún follón —me parece que alguien quiere matarlo para que se calle o algo así— y es deportado a su Argentina natal, donde, eso sí, su locuacidad filosófica pasaba mucho más inadvertida.
Ahí empieza la segunda parte de Rayuela, “Del lado de acá”, donde Horacio regresa a su patria, se echa novia nueva y acaba trabajando en un circo, que como todo el mundo sabe es el paso profesional natural después de haber sido traductor. La cuestión es que un día se le para la cabeza y besa a una compañera de trabajo, que es a su vez la esposa de otro compañero de trabajo. Temeroso de la reacción de éste, Horacio, que ya vamos viendo que no es la persona más valiente de la historia, se encierra en su habitación, atranca la puerta, se enfila a la ventana y... nos quedamos sin saber si se tira o no se tira porque ahí se acaba la trama.
Se termina la trama, sí, pero no el libro, que tiene una tercera parte llamada “De todos los lados”, que son retales sueltos: monólogos, recortes de periódico, apuntes de un personaje que hasta el momento no había aparecido... En fin, cosillas de Cortázar.


To Mir. H#**y Fucking B^;)+#y!

LeandroAguirre©2013

 

SECCIONES ACTIVAS

SECCIONES FINALIZADAS

OTROS