Crónica de una muerte anunciada

En un pueblo colombiano se casan un tipo llamado Bayardo y una tipa llamada Ángela. El día, con su ceremonia, su convite y sus cosas, iba maravillosamente hasta que llegó el momento de consumar el matrimonio, que fue cuando el tal Bayardo descubrió que su flamante esposa no era virgen. ¿Era virgen él? Se supone que no, pero ya sabemos que la gente en general es bastante más exigente con los demás que consigo misma.
La cuestión es que el cafre de Bayardo le pega una paliza a su breve esposa y la obliga a regresar a casa de sus padres, donde se encuentra con sus hermanos que, como es normal, le preguntan por lo sucedido. Ella decide, por amor, por cobardía o porque era idiota, culpar a un vecino del pueblo llamado Santiago Nasar, que, se ve, fue el primero que se le pasó por la cabeza. ¿Es necesario culpar a alguien con nombre y apellidos y joderle la vida cuando puedes decir que no te has enterado de quién te ha golpeado o algo así? Pues no, no es estrictamente necesario, pero eso es exactamente lo que hizo Ángela. Sorprende que a nadie de la familia se le ocurriera preguntarle que qué tenía que ver que Santiago Nasar le hubiera pegado una paliza con que hubiera abandonado su casa y a su marido, pero lo cierto es que a nadie se le pasó por la cabeza tal cosa.
Los hermanos de Ángela, cabreados como una mona cabreada y encegados de sangre por el honor familiar mancillado, pillaron al pobre Santiago delante de su casa y allá que lo dejaron, sin comerlo ni beberlo, seco como la mojama. ¿Acaba aquí la historia? Pues hubiera debido, pero es que Ángela, que ya vamos viendo que no era una persona muy centradita, escribía a su ex marido a diario porque quería volver con él. Y en la historia real, porque esta novela está basada en una historia real, el Bayardo en cuestión no regresa nunca, como es natural, pero García Márquez decidió hacerlo regresar 23 años después y reconciliarlo con Ángela. Y no, no es un final feliz: que una mujer, aunque esté medio loca como Ángela, regrese con su maltratador no es un final feliz.

LeandroAguirre©2013 (revisión 15/01/2015)

 

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