El conde de Montecristo

La historia va sobre un hombre llamado Edmundo Dantés, al cual la vida le cambia de repente de manera inesperada. Próximo a su ascenso a capitán de barco y a su enlace con su prometida Mercedes, un tipo muy malo muy malo que, básicamente, quería beneficiarse a Mercedes, consigue que Edmundo sea encarcelado por bonapartista.
En el castillo donde es encerrado conoce a un tipo que le explica que en una isla llamada Montecristo hay un tesoro escondido, que se ve que es una cosa que la gente antes hacía mucho: enterrar tesoros en lugar de ir por ahí a pateárselo en sexo y ron o de comprar unas tierras en las que envejecer tranquilamente. El caso es que Edmundo logra huir de la prisión y es recogido por un barco que, curiosamente, utiliza Montecristo, una isla desierta en la que no hay ni bares, para sus trapicheos y sus cosas. Entonces un día Edmundo se las arregla para quedarse solo en la isla y, efectivamente, encuentra el famoso tesoro.
¿Se dedica entonces Edmundo a patearse el dinero en sexo y ron o a comprar terrenos para envejecer tranquilamente? En absoluto, porque aún sigue cabreado con los que le traicionaron y encerraron, y su único objetivo es vengarse de ellos. Mal karma sobre mal karma, pero humanamente comprensible. Así que, bajo el nombre de conde de Montecristo, inicia su misión.
Y nada, que empieza a joderle la vida y a matar enemigos, pero, llegado un momento dado, se da cuenta de que se está entusiasmando demasiado y de que también le está jodiendo la vida a personas que no lo merecen, con lo cual decide acabar de hacer el cafre, indemnizar a la gente a la que sin merecerlo estaba jodiendo y retirarse con una griega a, se rumorea, Grecia.
Y ya está. Bueno, no: después al conde de Montecristo le dio por hacer unos puros habanos muy buenos y muy famosos a los que les puso su nombre. ¿Por qué cigarros cubanos estando en Grecia? No sé, era un tipo muy raro, básicamente.

LeandroAguirre©2013 (revisión 08/01/2015)

 

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