Las mil y una noches

Esto va de un sultán al que no le sentaban demasiado bien los cuernos. A nadie suelen gustarle, es cierto, pero se ve que este hombre los digería especialmente mal. Así que, cuando se enteró de que su mujer, la sultana, se los ponía día sí y día también, no solo la decapitó a ella, algo que podría considerarse relativamente normal en el contexto de la época y el lugar, sino que también le seccionó el cuello a todas las demás mujeres de la corte, lo que es ya una verdadera bestialidad. Un auténtico cafre el sultán, efectivamente. Pero ni así se quedó descansado el amigo, que, tras perder definitivamente el norte, ordenó que le trajeran una nueva esposa cada día, con las cuales pasaba una noche para después, como seguramente habréis adivinado, rebanarles el pescuezo. Podría haberse ido de putas o algo más normal, sin duda, pero al tipo se le había ido ya del todo la cabeza.
Hasta que llega Scherezade, hija del visir, que se ofrece como nueva esposa del sultán. ¿Era una suicida o algo la chica? No, lo que era es un poco más lista que las demás. Y más valiente. Y más guapa. Una mujer muy completita, vamos. Y lo que hizo Scherezade fue lo siguiente: cada noche le explicaba al sultán una maravillosa historia que, cuando llegaba el alba, es decir el momento en el que el sultán ordenaba que le cortaran la cabeza, se encontraba en su punto álgido. Entonces Scherezade le decía al sultán que le contaría el desenlace a la noche siguiente y, de esta forma, lograba evitar la muerte cada mañana. El sultán podría haberla obligado a acabar la historia y decapitarla acto seguido, es verdad, pero entonces no hubiera habido clásico que poder perpetrar.
Y esos, los que cuenta Scherezade, son los cuentos que componen Las mil y una noches. No esperéis que os los resuma todos, por supuesto. Bueno, ni todos ni ninguno. Pero ni de coña, vamos. Al final, después de 1001 noches, 1001 cuentos y ya dos hijos en común, el sultán decide perdonarle la vida a Scherezade y viven felices y comen cuscús y tralarí tralará.  Como un cencerro estaba el sultán, verdaderamente.

LeandroAguirre©2013 (revisión 20/11/2014)

 

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