El fantasma de la ópera

En el Teatro de la Ópera de París sucedían cosas extrañas: se escuchaban ruidos paranormales, se veían sombras por los rincones, la gente sufría accidentes cada cinco minutos, se encendían y se apagaban las luces, habían niños con triciclos por los pasillos y de las televisiones emergían luces y voces de otras dimensiones. El sueño húmedo de Iker Jiménez, vamos. Es normal, pues, que en todo París se diera por supuesto que en el teatro habitaba un fantasma, y más si tenemos en cuenta que el fantasma en cuestión chantajeaba a los dueños del local a cambio de que dejaran de ocurrir los accidentes que causaba, lo que dejaba pocas dudas con respecto a su existencia.
Es cierto que este hecho ya debería haber sido una pista para deducir que de ser ectoplásmico nada de nada, porque a mí que alguien me explique para qué necesita un ser de otra dimensión —que además, recordemos, se supone que está muerto— 20.000. francos al mes y, sobre todo, un palco privado para ver las óperas. Pero, oye, que París en pleno no reparó en esas nimiedades y todo el mundo estaba convencido de que en el teatro había fantasma.
En fin… Que el fantasma no era fantasma, sino un tipo con la cara deformada de nombre Erik, que se ve que era un catacrack en eso de la música y de componer óperas. Y como humano —deformado pero humano— va y, por supuesto, se enamora de la chica de la peli, que no es otra que Christine, que, aparte de estar de tomapanymoja, es una cantante de ópera.
Erik consigue que Christine baje a verle al sótano del teatro, donde vive, y hasta logra que la belleza de su música haga olvidar por un momento a la joven lo feo que, pobre, es. Pero que nadie se haga ilusiones: Christine está enamorada de un tal Raoul, que está mucho más bueno que Erik y que, llámale tonta, además es vizconde, y acaba casándose con él. Y, claro, el bueno de Erik agarra tal cabreo que, en plena representación, provoca un apagón y secuestra a la soprano, llevándosela a su batsótano.
Allí tiene lugar la pelea final entre Erik y Raoul, en la que vence el villano enmascarado. Pero, en lugar de matar a su contrincante, a Erik le sale lo buena persona que en el fondo era y deja a la pareja ir a disfrutar de su amor. Qué emotivo y lacrimógeno, ¿verdad?
¿Qué fue de Erik? Bueno, hay distintas versiones, aunque a mí la que más creíble me parece es la que dice que cruzó el Atlántico acompañado de un mono en busca de su mamá. ¿O eso era de otro clásico? No sé… Tanta lectura me confunde.

LeandroAguirre©2013 (revisión 11/09/2014)

 

SECCIONES ACTIVAS

SECCIONES FINALIZADAS

OTROS