El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide

Érase que se era una vez un médico que, al parecer, no tenía demasiados pacientes y sí en cambio un montón de tiempo libre. De otra manera no se entiende que pudiera dedicarle media vida a cavilar sobre lo divino y lo humano y la otra media a crear una poción que separaba su yo bueno de su yo malo, que se supone que es algo que no se inventa en dos días.
Casi todos conocéis la historia: cuando el doctor Jekyll se tomaba el brebaje, se transformaba en un cabroncete astuto, fuerte y de aspecto asquerosito al que Jekyll bautizó como Edward Hyde. ¿Y qué hacía Mr. Hyde cuando su alter ego le liberaba? Pues lo que se puede esperar de un cabroncete astuto y fuerte que, por su aspecto asquerosito, no podía descargar su mala leche yaciendo con damas: todo el daño que podía. Que si ahora zancadilleo a una viejecita, que si luego le digo a un ciego que puede cruzar cuando el semáforo está en rojo, que si más tarde escupo en las patatas bravas que se está tomando una gente en una terraza… Cosillas…
Pero Mr. Hyde le fue tomando el gusto al asunto y, no sólo iba a más en sus fechorías, sino que se iba apoderando del doctor Jekyll, al que ni el antídoto que había creado le servía ya. Hasta que un día a Hyde se le fue del todo la cabeza y le dio por asesinar a un parlamentario, tras lo cual Jekyll decidió, que ya le había costado, dejar de tomar la poción.
Pero ya era tarde. Hyde aparecía espontáneamente cuando le daba la real gana y cada vez con más frecuencia y duración, por lo que el doctor Jekyll, en uno de los escasos momentos en los que volvía a ser él mismo, no tuvo más remedio que suicidarse, teniendo el detalle, eso sí, de dejarlo todo por escrito para que las generaciones futuras tuvieran conocimiento de su asombrosa historia.
Y, bien, mientras para algunos esta obra de Robert Louis Stevenson representa la sempiterna lucha entre el bien y el mal y tal y cual, a mí me deja otro tipo de dudas. Por ejemplo: ¿por qué el primer traductor de la obra al español decidió dejar el ‘Mr.’ en inglés?; ¿por qué Mr. Hyde y no el Sr. Hyde? Sería como, no sé, haber traducido El name de la rose o Alicia en la land de las maravillas. Extraño, ¿no? No es que me moleste ni nada, sólo es que me produce curiosidad. Aparte de que, como vimos la semana pasada, si se puede cambiar arbitrariamente el título de un libro que se llama Tragicomedia de Calisto y Melibea y titularlo por la cara La Celestina, lo de no traducir el 'Mr.' tampoco es tan grave, ¿verdad?

LeandroAguirre©2013 (revisión 21/08/2014)

 

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