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Casablanca |
Bueeeno... Pues esto va de un tipo, Rick, que tiene un exclusivo local nocturno en —no lo adivinaríais nunca— Casablanca durante la II Guerra Mundial. En el local de Rick, llamado en un alarde de originalidad El Café de Rick (lo que vendría a ser un Bar Manolo, vamos), se reúnen para beber y jugar todo tipo de gente: nazis, franceses afines a Vichy, refugiados políticos, criminales, fugitivos, negros que tocan el piano...
Un buen día, un tal Ugarte, criminal de tres al cuarto para más señas, le hace llegar a Rick dos salvoconductos que tiene apalabrados con unos clientes antes de que el capitán Renault, que es un corrupto policía francés y no un coche, le detenga.
Pero, ¡ah, destino!, por la noche aparecen los compradores, que no son otros que el líder de la resistencia checa Victor Laszlo y su esposa Ilsa. No hubiera habido mayor problema si no llega a ser porque Ilsa había sido la amante de Rick allá en París hacía algún tiempo y lo había abandonado sin mediar palabra. Y, claro, llámale rencoroso o llámale lo que quieras, pero Rick se niega a entregarle los salvoconductos a Laszlo, diciéndole que le pregunte por los motivos a su esposa. Todo sin resentimiento alguno, por supuesto. Hablamos de Bogart, no lo olvidemos.
En esto que los oficiales nazis que en el local se encuentran comienzan inopinadamente a cantar un himno —un himno alemán, claro— y el tal Laszlo, que se ve que no tenía claro que cuando uno es un fugitivo debe intentar pasar lo más desapercibido posible, comienza a cantar La Marsellesa a grito pelado, haciendo que todos los clientes del local se unan a él y ahogando el canto de los germanos.
Los nazis, que no eran conocidos precisamente por su buen carácter, se cabrean un montón y cierran el bar de Rick, que entretanto iba volviendo loco a su pianista Sam al hacerle tocar y dejar de tocar en plan esquizofrénico una canción.
Total, que cuando el Café ha cerrado se presenta Ilsa para intentar convencer a Rick de que le dé los salvoconductos, pero a este, básicamente, no le da la gana. Insisto: es Bogart. Es entonces cuando ella le apunta con una pistola pero, al ser incapaz de disparar, se derrumba y le confiesa que aún le ama y los motivos por los que lo abandonó en París. Según ella, habrá que creerla, pensaba que su marido había muerto y, al enterarse en París de que tal cosa no era así, tuvo que regresar a su lado. Y, por lo que parece, ahora Ilsa está dispuesta a quedarse con Rick y dejar a Laszlo.
Cuando Ilsa se va del Café, aparece su marido, que le comenta a Rick que se ha percatado de que algo sucede entre él y su esposa. Un lince, el tal Laszlo, teniendo en cuenta ese “Pregúntele a su esposa” que Rick le había soltado como motivo para negarse a entregarle los salvoconductos. Un lince, sí, pero buena persona, porque incluso propone que sean Rick e Ilsa los que utilicen los documentos con tal de que ella se salve.
En esto que aparece el capitán Renault para detener a Laszlo con una excusa de mierda, aunque Rick lo convence para que demore la detención porque así podrá apresarlo por cargos mayores, como la posesión de los salvoconductos. Pero más tarde, cuando Renault vuelve para arrestarlo, Rick le disuade a punta de pistola de que permita su huida. Las pistolas disuaden un montón, sí. Y más si las sujeta Bogart, por supuesto.
Y, en el momentazo de la peli, Rick obliga a Ilsa a subir al avión con su marido porque, según él, de otra forma se arrepentiría el resto de sus días. Total, que el avión se va, aparecen los nazis por el chivatazo de Renault, pero es el mismo Renault el que salva a Rick al gritar en medio de la pista que detengan a los sospechosos habituales, como si Rick no tuviera nada que ver en el asunto.
Y se acaba todo con Renault y Rick yéndose caminando del aeropuerto y con una de las frases finales más célebres de la historia del cine: “Creo que este es el principio de una gran amistad”. Si lo fue o no nunca lo sabremos. O, mejor dicho, esperemos no saberlo nunca, porque hay mucho iluminado por ahí y cualquier día nos descerrajan un remake o, lo que sería peor, una segunda parte de Casablanca. Don’t play it again, Sam!
LeandroAguirre©2015
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