NOMBRE: Ricardo I de Inglaterra.
ÉPOCA: Una en la que el amor paternofilial era algo muy difuso y relativo.
CURRÍCULUM: Ricardo I de Inglaterra, más conocido como Ricardo ‘Corazón de León’, fue uno de los reyes ingleses más famosos y, sin embargo, uno de los menos ingleses. Primero porque, aunque nacido en Inglaterra, su familia y su educación fueron más francesas que La Marsellesa. Y segundo porque, como os explicaré más adelante, el rey Ricardo, entre sus Cruzadas y sus cosas, pisaba suelo inglés más bien lo justito. Dicho de otro modo: he estado yo el doble de tiempo en Londres —y no llega al año— del que estuvo el rey Ricardo durante aproximadamente la década que duró su reinado. Verídico, en serio.
El enemigo principal de Ricardo no fue Saladino, fue su familia, especialmente su padre Enrique II, al que intentó derrocar en varias ocasiones y al que sólo consiguió vencer poco antes de su muerte, con lo que ya casi no valía la pena, la verdad. Como rey, ya os he dicho, Ricardo se pasó la vida batallando por ahí: en el norte de Francia, en las Cruzadas, conquistando Sicilia o Chipre... Cualquier cosa antes que, se ve, volver a Inglaterra y tener que tomar el té a las cinco y conducir el caballo por la izquierda. Y eso: que batallando y batallando pasó su reinado hasta que, batallando, claro, un niño —¡un niño!— le disparó una flecha que a los pocos días acabó con su vida.
Así que... ¿por qué es tan famoso Ricardo Corazón de León? Pues, aparte de por ser un pesado que iba de guerra en guerra, lo desconozco. Debe ser el sobrenombre, que le da glamur, porque en la Edad Media tipos con corona como él que lo único que hacían era batallar los hay a puñados. Pero a puñados.
MOMENTAZOS:
–Me lo dijo Adela. Una de las excusas que utilizó Ricardo para levantarse contra su padre fue que éste se había agenciado como concubina a la prometida de Ricardo, Adela de Francia. Quizás penséis que es un buen motivo y no una excusa, pero es claramente un pretexto porque a Ricardo Adela se la bufaba y no tenía en realidad intención alguna de casarse con ella. Pero ni la ayuda de Felipe II de Francia ni de su hermano Enrique, que era el que hubiera heredado el trono, le sirvió a Ricardo para derrotar a su padre, al que finalmente —y aunque fuera cruzando los dedos porque tampoco tenía la más mínima intención de cumplir lo prometido como de hecho así sucedió— juró lealtad. La familia es lo más grande, ¿verdad?
–UK. Como os he anticipado, la estancia de Ricardo en suelo inglés durante los diez años de su reinado no llegó a seis meses. El hombre fue para sus dos coronaciones —quizás es famoso por eso, por tener dos coronaciones en vez de una— y ya está. Ni un “voy a ver cómo está el patio”, ni un “voy a ver cómo está la familia”, ni nada. ¿Por qué —me pregunto angustiado— un tío que sentía esa evidente aversión a pisar tierra británica es tan recordado y venerado por los británicos? A mí sólo se me ocurre que los británicos sean masoquistas, pero si a vosotros se os ocurre alguna otra cosa no dudéis en hacérmelo saber. Me corroe la curiosidad, en serio.
–Cautiverio. Podría tener la excusa Ricardo de que, de esos diez años, dos se los pasó cautivo en Centroeuropa, aunque seguramente si no hubiese estado cautivo tampoco hubiera pisado Inglaterra, así que... Fue difícil sacar a Ricardo de allí porque su carcelero, Enrique VI de Alemania, le puso un precio a su libertad de 100.000 marcos, que así a secas no dice nada pero que eran los ingresos de cinco años de la Corona de Inglaterra. Así que su madre, Leonor de Aquitania, ni corta ni perezosa, impuso un impuesto especial a los ingleses de una cuarta parte de lo que poseyeran para poder reunir el dinero. A grandes males, grandes remedios, claro que sí. Aunque, ahora que lo pienso, quizás es por eso que Ricardo no quería volver a Inglaterra: le hubiesen hecho, y con toda la razón del mundo, una cara nueva.
EPÍLOGO: Un rey de Inglaterra que no pisa Inglaterra. Precioso. Claro que ahora hay una reina de España que no pisa España, así que...