Dígame...

¿Sr. Montoro? Soy el Juntaletras.
¿Otra vez, Juntaletras?

Oiga, que hace más de dos años que no le llamo.
¿Y por qué tanto tiempo?; ¿no le parezco a usted interesante?

O sea: si le llamo porque le llamo y si no le llamo porque no le llamo. Es eso, ¿no?
Efectivamente, je je...

Vale, y ahora que ya me ha echado la bronca por las dos cosas, ¿puedo preguntar?
¿Sobre?

No, sin sobres. Gratis.
Que sobre qué quiere preguntar, decía.

Ah, je je... Perdón... Nada, que he visto que está usted desatado, y me he dicho a mí mismo: llámalo, hombre, no vaya a ser que se haya dejado algo en el buche.
¿Piensa usted que me dejé algo en el buche?

No parece, pero por probar... Tuvo usted para todos.
No creo que fuera tan duro.

Hombre, no fue como un discurso de Pablo Iglesias, pero para estar hablando de gente de su partido no estuvo mal.
Bah... Naderías...

Hombre, a un colega de cartera ministerial lo llamó usted arrogante intelectual.
Eso no es exacto.

Ya. No dijo “Margallo es un arrogante intelctual”, pero si cuando se le pregunta por Margallo se pone a filosofar sobre la arrogancia intelectual de algunos no sé qué quiere que interpretemos.
Que tengo a Margallo en tan alta estima que me provoca reflexiones filosóficas.

¿Y lo del ‘Señor, no moleste’ a Aznar es también por lo de la estima y tal?
¡Muy bien, Juntaletras, aprende usted rápido!

Que conste que yo estoy de acuerdo, pero que, vamos, suena raro viniendo de alguien que está aquí precisamente por Aznar.
Pero está usted de acuerdo, dice, ¿no?

Cómo no estar de acuerdo.
Pues eso.

En cambio, un poco tibio con Rato, ¿no?
¿A usted no le sorprende que un tipo que es millonario se la juegue con unas tarjetas black por ahorrarse unos miles de euros?

Sí, me parece de miserable y de memo, pero yo no soy el ministro de Hacienda.
¿Y qué debería decir el ministro de Hacienda?

Yo qué sé... Que es todo intolerabilísimo o algo.
Buf... Qué palabra más larga y complicada...

Vale. Hay una cosa a la que casi no se ha dado publicidad pero que a mí es lo que más me ha sorprendido de la entrevista.
Sorpréndame con su sorpresa, Juntaletras.

Dice usted que Rajoy le nombró porque, literalmente, “Eres un señor de Jaén que no tiene hipotecas”.
Así fue.

¿Y no se sintió tentado a renunciar?
¿Por?

Hombre, porque uno esperaría que al ministro de Hacienda lo nombraran por sus conocimientos sobre economía, gestión y tal y cual, no por ser de Jaén y lo de las hipotecas. Es como si alguien me ofreciera a mí dinero para juntar letras porque soy del Toboso y tengo dos piernas y dos manos.
¿Renunciaría usted en tal caso?

Yo en estos momentos no renunciaría ni a... Oiga, que aquí el que pregunta soy yo.
Pues no, no me sentí tentado a renunciar. Igual se piensa usted que estoy loco o algo.

No, Dios me libre. Peculiar, quizá, pero no loco.
Peculiar usted.

Una cosa no quita la otra. Lo iremos dejando ya, ministro.
¿No quiere usted hablar de lo bien que va la economía y de lo bien que lo estamos haciendo?

Sí, cojonudo. No, me despido ya.
Pues hasta otra, Juntaletras. Por cierto, no me dio usted la última vez su nombre y su NIF para que yo pudiera investigar unas cosillas.

¡Uuuy, qué mal se oye! ¡Le pierdo, ministro! ¡Adiós!
Pero oiga, que...

¡No oigo nada! ¡Gracias por su tiempo, ministro! ¡Hasta otra!
Juntaletras, no me obligue a...

Que siempre tenga que terminar colgándole... Ahora me he acordado por qué llevaba dos años sin llamarlo.