Identifíquese.

Soy el Juntaletras, ministro, no sé si me recuerda.
¿Otra vez usted, Juntaletras?

Oiga, que le llamé hace ya un par de años. Ni que le estuviera dando el coñazo cada día...
Con una vez fue más que suficiente.

No, si yo opino igual, pero la actualidad es la actualidad y mi obligación es preguntarle. Si usted no quiere contestar, lo dejamos y santas pascuas. Será por ministros...
Va, pregunte, que me pilla hoy de buen humor.

¿Buen humor?; ¿usted?; ¿y con la que tiene liada?
No sé a qué se refiere, Juntaletras.

Coño, con perdón: lo de Rato, ministro, lo de Rato.
¿Qué le pasa a Rato?

No me vacile, ¿eh, ministro?
Je je... Es que ustedes no lo saben, pero yo tengo mucho sentido del humor. Yo engaño.

Tenga cuidado, que como cojan la frase ‘Yo engaño’ fuera de contexto se puede buscar un problema.
Pues ya ve, qué preocupación.

Rato.
Es el macho de la rata, ¿no?

¿Su sentido del humor?
Je je je... Efectivamente.

Hoy solo tengo un tema por el que preguntarle, ministro, así que no me va a despistar con sus evasivas. Rato.
Qué pesado es usted, Juntaletras.

Insisto: Rato.
Ya he dicho todo lo que tenía que decir: fue un encuentro personal entre dos viejos amigos.

¿Tenía que ser en el ministerio?
Si lo hago en el ministerio dejando constancia, mal. Si lo hubiéramos hecho en un bar o en mi casa, mal también por intentar ocultarlo. ¿Qué se supone que he de hacer?

¿No verse con Rato?
¿Se supone que no puedo ver a mis amigos?

Yo pregunto.
Yo también.

¿Se puede saber de qué hablaron?
Cuando yo pueda saber de qué habla usted con sus amigos en la intimidad.

Yo ni soy ministro ni me reúno con mis amigos en ministerios. Y, técnicamente, si a usted le da la gana puede saber de qué hablo con mis amigos en la intimidad. Es el jefe de la policía, le recuerdo.
Pues hablamos de nuestras cosas, Juntaletras. De cómo están nuestras familias, de las vacaciones, de los restaurantes nuevos que hemos descubierto, del torneo de pádel del mes que viene...

¿Y para hablar de esas cosas tiene que ser en el ministerio?
¿Le repito lo del bar y mi casa?

No, gracias. Así que de los problemas judiciales de Rato ni se habló, ¿no?
Pues no salió el tema, no.

Curiosamente.
¿Le parece extraño?

Hombre, si yo tuviera un amigo metido en un fregado como el de su amigo, algo le preguntaría al respecto. Que cómo va o algo.
Pues no se me ocurrió, mire.

Ya... En todo caso coincidiremos en que el asunto queda feo.
Para feo usted, oiga.

Una cosa no quita la otra. Hay gente que pide su dimisión, por cierto.
Que pidan, que pidan... Sé dónde viven todos, ellos sabrán. ¿Alguna cosa más?

Pues unas cuantas, pero ahora mismo no me apetece, la verdad.
Pues nada. Adiós, Juntaletras. Me voy, que he quedado con Bárcenas.

Humor, supongo.
Sí. Ji ji ji...

Hasta otra, ministro.
Venga.

En fin... Excesivamente preocupado no se le ve, las cosas como son.